A los 6 meses de mi intervención quirúrgica,
en la que me extirparon los órganos que componían mi aparato reproductor,
seguía soportando grandes dolores, así que, antes de empezar con las inyecciones
de hormonas, decidí probar otra alternativa, menos tóxica.
Había leído mucho sobre las bondades de
la Fisioterapia del Suelo Pélvico,
pero como no es lo mismo leerlo que vivirlo me puse en contacto con el Colegio
de Fisioterapeutas de Cantabria para solicitarles información sobre los
profesionales en éste campo, con consulta en Santander.
Lo cierto es que el abanico de
posibilidades era reducido, pues en mi ciudad sólo hay 2 médicos especializados
en #suelopélvico, con consulta privada. Así que tras chequear sus páginas web,
leer su experiencia y valorar otras características como la proximidad a mi
domicilio o que fuera mujer, escogí consulta.
No mentiré, animarme a ir a
la consulta por primera vez me costó un mundo. Para mi sigue siendo difícil tener que contar, cara a cara,
qué me han hecho una #Histerectomía por #Endometriosis, que tengo infinitos
dolores... sobre todo por el gesto del que me escucha, por primera vez, que siempre
es un poema y estoy cansada y harta.
Así que, armada de valor, me personé en la consulta del
Fisioterapeuta y le solicité información sobre posibles tratamientos, para paliar
mi #dolorcrónico, y precios.
Mi mayor sorpresa fue que
ella conociera perfectamente qué es la Endometriosis, que supiera qué son las
#adherencias, y que entendiera qué me estaba pasando. -Es una pena que algo así me sorprenda pues refleja como otros
profesionales médicos carecen de formación aun dentro de su especialidad-.
Tras ésta charlar informal
me emplazó a tener una primera cita en donde me reconocería, interna y
externamente, para poder valorar la situación real en la que me encontraba.
Y así, tras el reconocimiento
y estudio inicial me informó que tenía un #prolapso grado 2, me habló de músculos
que ni sabía que existían, localizó focos de dolor, me ilustró sobre la
terapia con #INDIVA y me mandó recoger una muestra de orina -para analizar el #PH de mi organismo- y
me dio una tabla para valorar las veces que iba al servicio.
Con todos estos deberes
hechos acudí a la primera sesión de fisioterapia llena de ilusión y esperanza.
El primer día realizó trabajos manuales, externos e internos, y
no sería hasta el tercer día cuando empezaría a tratarme con los electrodos de
INDIVA, también de forma externa e interna, además de ir enseñándome ejercicios hipopresivos.
Para mí los trabajos manuales eran muy dolorosos, sobre todo en
las primeras sesiones, al igual que lo era soportar el INDIVA. Con el pasar de
los días iba notando mejoría, ya podía agacharme y la vejiga estaba menos
tensa.
A pesar de sentirme mejor,
de calmar el dolor, a la segunda semana de tratamiento estaba hasta el moño de
ir. Entre trabajos manuales, INDIVA, y ejercicios hipopresivos cada sesión
duraba casi las 2 horas, pagando por ellas 40€.
Así que tras 10 sesiones y abonados más de 400€ -el electrodo interno de INDIVA lo paga cada
paciente porque es de uso individual- dejé de ir, sin tener el alta de la
doctora y sin estar, ni siquiera al 80%.
Al mes de dejar el tratamiento empeoré notablemente, o más bien,
volví a estar como al principio, como antes de ir a fisioterapia.
Hoy valoro positivamente la experiencia, desde luego, pues estuve
un mes medio bien, pero en mi caso fue "pan para hoy, hambre para mañana".
Además ahora sé que parte
del dolor que sufría al pasarme el electrodo de INDIVA, por la zona de la fosa
ilíaca derecha era porque tengo dañado el nervio inguinal y el calor en la
zona, para mí, era demoledor.
No obstante, estoy muy agradecía a la doctora, pues gracias al
informe que me redactó pude presentárselo a mi médico de familia, quien me
derivó a Ginecología del Suelo Pélvico
–a pesar de que aún no me hayan visto por
motivos administrativos, reclamaciones y otras historias para no dormir- y a los ginecólogos del Hospital de Cruces, en donde me llevan la Endometriosis, también se lo puede mostrar, aunque ellos pasaran más del tema.
En conclusión, bajo mi experiencia,
la fisioterapia del suelo pélvico es fundamental para recuperar el tono
muscular de la vagina, relajar músculos internos y externos, y ayudar a recuperar
el control sobre la vejiga. No obstante, en mi caso, seguiré luchando porque me
lleve la Unidad de Suelo Pélvico de la Seguridad Social, pues en mi situación
personal es imposible afrontar el gasto mensual que supone acudir a una
consulta privada.
Ay,si hubiera leído esto antes,hubiera sabido lo de los músculos antes!jajajaja.
ResponderEliminarMuy interesante todo,pero lo del pan para hoy,hambre para mañana es una chapuza.